12 Octubre, día de la Resistencia Indígena
12 de Octubre 2016
Día de la hispanidad. Vergonzosa celebración del genocidio físico y cultural, de la imposición, el autoritarismo, el colonialismo más salvaje y un nacionalismo supremacista, sin ni siquiera motivos, mas allá de ser uno de los países con los mejores toreros del mundo. Bochornoso día para quienes aún, queriéndolo o no, cargamos con nosotros el deshonroso pasaporte y DNI español.
Imaginemos por un minuto que Estado Islámico consigue imponer el terror y su proyecto en Europa. Que asesina a 100 millones de europeos, degollando mujeres y niños y quemando aldeas. Que borra del mapa para siempre sus mil años de lenguas, culturas y religiones. Que no deja rastro de sus monumentos romanos, griegos, románicos, góticos, barrocos, de todo su arte milenario, como intentaron en Palmira. Que logra imponernos su terrorífica y falsa guerra santa, bajo amenaza de degollar y esclavizar niños y mujeres. Imaginemos que pasan los años, los siglos y esas terribles matanzas son normalizadas y llamadas civilización y en los libros de historia el “descubrimiento” de Europa. Y que Isis se enorgullece de que el árabe sea desde entonces una de las lenguas más habladas del mundo. Imaginemos por último, que Isis no sólo no aprende ni rectifica en nada, sino que celebra esas fechas con desfiles militares y que continua imponiéndose con la misma soberbia sorda a sus vecinos, queriendo aun imponerles su lengua y costumbres.
¿A alguien le resulta familiar? Eso es España, eso es lo que se celebra hoy. Vergüenza. Genocidio. Nacionalismo supremacista y chulesco. Por supuesto, nada que celebrar, todo a llorar.
Más aun cuando vamos comprendiendo que la cultura indioamericana diezmada y destruida es y era mucho más sabia que la nuestra. Y que es adonde llegan los sectores más avanzados de nuestra “cultura occidental”: agroecologia, permacultura, circulo, consenso, comunidad, plantas maestras, comprensión del orden y de la red de la vida, vida simple y gestión eficiente y respetuosa del territorio y de las demás formas de vida. Vivir In-Dio, en Dios, y no perdidos y desconectados como en nuestras ciudades.
Y se llora aún más cuando se comprende que buena parte de ese genocidio fue para negarnos, para borrar del mapa, esa forma mucho más sensata y armonizada de vivir en este planeta. Ganaron y montaron su “civilización” los que mataron y esclavizaron para robar el oro, los hooligans; perdieron aquellos a quienes les bastaba el oro que les relucía del sol, los sabios. Y en este planeta vivimos, donde los malos ganan y consolidan sus vergonzosas victorias, y donde los buenos sólo ganan en las películas.
España celebra como día nacional una victoria militar, que fue una derrota moral, aun disimulada. Catalunya celebra una derrota militar que fue una victoria moral, la resistencia sin rendición al genocidio de un pueblo, hasta el último niño capaz de cargar un fusil (como en 1938). Y lo sigue siendo a cada año que pasa.